El acoso laboral o mobbing es una situación que no solo afecta a la persona que lo sufre, es decir, la víctima. Sus consecuencias van más allá y perjudican seriamente al resto de personas trabajadoras y a la propia empresa. Los costes del acoso laboral pueden llegar a ser muy elevados.
Cuáles son los costes del acoso laboral
Los costes del acoso laboral son de diversa índole, pero pueden agruparse en tres grupos principales. Por un lado, están los costes humanos y los indirectos, que se refieren al personal. Por otro, los costes de la organización.
Los costes humanos
Los costes del acoso laboral los sufre principalmente la víctima. El mobbing tiene repercusiones en el trabajo y la calidad de este. Los motivos son la presión a la que la persona se ve sometida, a las vejaciones, humillaciones o exclusión del grupo de trabajo, entre muchas otras circunstancias.
Además, el malestar laboral puede llegar a afectar la salud y el bienestar de la persona. Especialmente cuando el rechazo hacia esta es muy evidente o cuando la situación se prolonga en el tiempo. En estos casos, se puede llegar a sufrir el trastorno por estrés postraumático.
Las emociones que se experimentan como fruto del mobbing son variadas, y también figuran como costes del acoso laboral. Así, sentimientos de tristeza e ira que se alternan, depresión, ansiedad y crisis de pánico, etc. También se presenta agotamiento físico y psicológico, dolores musculares o insomnio.
Intentar invisibilizar el problema no es la solución. Contactar con profesionales en el área del acoso laboral nos ayudará a recopilar las pruebas necesarias para poder demostrarlo. La justicia está del lado de las víctimas.
Los costes indirectos
Además de a la víctima, los costes del acoso laboral afectan al resto de empleados/as. La manera en que afecta a estos puede variar también. Pero de una forma u otra termina repercutiendo en la propia organización.
Quienes son cómplices del acoso laboral pueden centrar su atención en dicha persona, en lugar de en su propio trabajo. Así, el mobbing repercute en la productividad y en la calidad. Por otra parte, quienes sean testigos y no participen pueden sentirse incómodos ante la situación.
Acudir a un centro de trabajo donde se realiza una agresión hacia una persona ocasiona estrés y desgaste emocional. Se crea de este modo un clima de trabajo incómodo. Cuando persiste en el tiempo, los costes del acoso laboral se extienden también hacia el ámbito familiar. Son así, costes indirectos.
Los costes para la organización
Continuando con lo expuesto en el apartado anterior, los costes del acoso laboral afectan a la organización en sí misma. Un trabajador/a que no se siente a gusto y que es víctima de un trato intimidatorio disminuirá su rendimiento laboral.
La ansiedad permanente y un estado de ánimo variable desembocan también, con frecuencia, en bajas laborales. La insatisfacción laboral, el descenso de la implicación en el trabajo y el sentimiento de la no pertenencia al grupo son costes del acoso laboral que pueden pesar mucho en la organización. El rendimiento de cualquier trabajador/a tiene una repercusión directa en los beneficios de la empresa.
Cómo prevenir el acoso laboral
Como dice el dicho: «Más vale prevenir que curar». Los costes del acoso laboral pueden evitarse cuando hay una prevención de riesgos laborales adecuada.
La formación de la plantilla debe incluir aspectos de inteligencia emocional. La gestión adecuada de las emociones reduce las probabilidades de sufrir acoso. Esto se debe a que da herramientas para responder de manera adecuada a situaciones de competitividad, envidias u otro tipo de conflictos.
Fomentar una cultura de equipo evita también tener que hacer frente a los costes del acoso laboral. Cuando la carga de trabajo se reparte equitativamente y las responsabilidades están bien delimitadas se reducen las injusticias y los abusos de poder.
Por otra parte, para evitar los costes del acoso laboral, no solo la plantilla debe recibir formación. También los jefes de equipo, supervisores y la alta dirección deben aprender a ejercer un liderazgo democrático y no autoritario.
En las situaciones de conflicto, que aunque pueden reducirse, no desaparecerán, es importante establecer normas de conducta y procedimientos a seguir. Los problemas que puedan surgir deben tratarse también con la seriedad correspondiente. Así se evitará banalizar sobre situaciones que pueden tornarse graves de no ser tratadas a tiempo.
Dado que los costes del acoso laboral se reflejan en la productividad de la empresa, esta debe establecer planes de acción, tanto de prevención como de actuación. Con lo que respecta a las personas trabajadoras, tanto la Inspección de Trabajo como los profesionales en materia de Derecho son vías para poner fin al acoso laboral. Si está atravesando esta situación, en Tierno Centella podemos ayudarle.